martes, noviembre 01, 2005

Ciudad de abrazos vagabundos



En cinco millones de personas, cómo no puedo encontrar realidad?...
En la ciudad, la que camino todos los días... Gente rápido, sus trabajos, sus vidas, sus ocupaciones, sólo quiero encontrar alguien honesto, que brinde un abrazo sincero...
Cómo el que busca con su lámpara... La mirada sincera y el brillo infantil en un canto del corazón...

Amigos, amigas, se ven tan lejos... Y en esta ciudad que parece cárcel, todos aparentemente libres, aparentemente ocupados en sus propios asuntos... Pero tan encerrados en sus mentes temporales...

La ciudad, la bella ciudad... Me gustaría un día observarte detenidamente, mirarte, tocarte...
Me gustaría sentirte en cada latido que emites, para fundirme a tí, en tí, en un parque, una plaza, un árbol, el perro que pasea solitario...

Quiero besar profundamente, tactílmente entrar en su oscuridad.
Pronunciar su luz, su sombra, el claroscuro de su forma...

Quiero abrazarte, hasta sentir que pertences a mi propio tiempo, hasta sentir que pertenezco a tu propio tiempo...

En esta ciudad, 5 millones de habitantes, tendrás tiempo para sentirte solo?
Sólo quien ama la soledad, puede amar a otros, porque en la soledad comprendemos el factor que nos hace únicos...

Soledad, abrazos, besos dilatados...

Cuando estoy en mi íntimo escondite, te siento, te huelo... Te comprendo...

Tú, tu hermética herida de concreto... Yo y mi herida humana...

Me acompañas, cada día, sin saberlo me abrazas...

No hay soledad, eso es aparente, no necesitas mostrar la máscara circense de fantasías y brillos fugaces... Sólo muestra tu corazón, que es lo más valioso que puedes entregar...
Quieres realidad? quieres sinceridad?, comienza con tu propia vida...
Tu máscara, tu portalil y adaptable forma de ser no te conduciran más que a la derrota...
No hay soledad...
No sufras, porque en verdad no existe!... Sólo eres tú que no puedes verla trás esa espesa cortina de humo con la que te defiendes y sobrevives...

De que te has defendido todo este tiempo?... No era mejor desde un principio haber enfrentado todo de una buena vez?, haberlo mirado a los ojos y como David acertarle justo al centro?...
No era necesario defenderse, no era necesaria toda esa crueldad, no fueron necesarios todos estos años, abatida y débil...
Presumiendo la fortaleza, presumiendo la responsabilidad, presumiendo las ideas de fantasía y jabón...

Quien mira de frente no tiene miedo, quien mira de frente no necesita más defensa que la integridad de su propia vida.
Y quien mira de frente es capaz de caminar correcto, según lo canta el universo...

Temor al castigo? Qué peor castigo que aislarte de tí mismo y tu propia verdad??...

Sí, estan cambiando las cosas... Finalmente después de todo el río fluye, finalmente después de todo comprendo que hay armonía absoluta en lo que me rodea y pertenezco.

Era cosa de tiempo... Y era cosa de aceptarme en mi propio abrazo...

domingo, octubre 30, 2005

La inevitable ingravidez


Pasa otro día, otra noche de mirar la luz que entra por un silencioso rectángulo.
Lo incómodo, lo sútil, son palabras que no logran traducir de forma cierta esta inevitable sensación. El humo de un cigarrillo describiría mejor en imagen lo que quiero decir.
Tiempo...
Inestabilidad, como material químico, compuesto de milllones de redes invisibles. Mi cuerpo se forma.
Cómo se forma mi espíritu entonces?.
Son millones de redes invisible también?

Si tuviera conciencia de estas millones de redes que conforman mi espacio, tal vez no sentiría esta sensación de ingravidez...
De ser como una espora flotante, sin raices, sin lugar... Será buena de todas maneras esta sensación que se acerca al absurdo?